El Gobierno griego ha presentado finalmente su plan de reforma a sus acreedores internacionales. El Gobierno de Tsipras se está quedando sin tiempo y dinero y tiene la esperanza de que sus socios de la Unión Europea darán su aprobación al plan. Aunque parecería que cada lunes por la mañana es un momento crítico para Grecia, parece que por fin estamos acercándonos a la fase final del juego de las negociaciones.
Los planes del gobierno de SYRIZA se basan en recaudar fondos mediante la lucha contra la evasión fiscal y el aumento de los impuestos sobre el alcohol, los cigarrillos y embarcarse en un programa de privatización.
El anuncio por parte del Gobierno griego es un intento honorable para recaudar fondos, pero queda por ver si hay tiempo suficiente para que los resultados aporten un beneficio significativo para el erario griego.
La evasión fiscal es un pasatiempo nacional que se remonta a la época de la dominación otomana, cuando la retención de impuestos era visto como un deber patriótico. Más recientemente, la incapacidad del Gobiernos griego para gastar dinero de los contribuyentes con diligencia ha llevado a muchos ciudadanos a retener los impuestos por lo que consideran como un sector público derrochador, ineficiente y demasiado grande. La idea central de este Gobierno griego de izquierda que pretende convencer a las compañías griegas para que declaren el verdadero tamaño de sus ingresos y paguen más impuestos es cosa de cuentos de hadas. Lo que Grecia necesita es un poco de ayuda de los profesionales de recaudación de impuestos de Alemania y el Reino Unido.
En cuanto a aumentar los impuestos a los cigarrillos y el alcohol, con gran parte de este sector operando en el mercado negro y con la connivencia de intereses creados resulta difícil creer que obtener ingresos de estos rubros no será problemático. Cuanto más impuestos se impongan mayor ventaja tiene el mercado negro en el precio. Lo que realmente se necesita es que el servicio de policía griega sea instruido para que aplique mano dura contra el contrabando. Sin embargo, no parece que el servicio de policía griega tenga los medios o las herramientas para hacer frente a una operación criminal tan grande y bien organizada.
Con respecto a las privatizaciones, no parece probable que los inversores extranjeros coloquen su dinero en el mercado griego cuando hay tanta incertidumbre política y económica. Además, sabiendo cada inversionista que el Gobierno griego necesita fondos de forma crítica, lo que ocurrirá es una venta de liquidación donde los buenos activos se venderán a precios demasiado bajos.
El problema con Grecia es uno de mala administración de los departamentos clave del gobierno. La creación de un sector público moderno, eficiente y reducido requiere mucho más que reducir el presupuesto del Estado y aumentar la recaudación tributaria. Sin embargo, ¿Tienen los europeos la paciencia de esperar y ver lo que el gobierno griego puede entregar?
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