El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis ha subido el juego de política riesgosa que está aplicando Grecia diciendo que no hay planes para presentar nuevas propuestas.
Por el contrario Varoufakis quiere que haya más reuniones donde las negociaciones pueden tener lugar. Cualquier nueva propuesta se presentará en la próxima reunión de Ministros de Finanzas de Europa que se celebrará en Luxemburgo el 18 de junio.
Con plazos que se avecinan parece que el griego Premier Alexis Tsipras y Varoufakis están tratando de impulsar las negociaciones hasta el último momento con la esperanza de que los europeos van a parpadear y ceder a las demandas griegas para la reestructuración de la deuda.
Existe una amenaza inminente de un error de cálculo y un Grexit accidental provocada por los intentos del Gobierno griego para sembrar las semillas de la duda en la mente de sus homólogos europeos. Tsipras por su parte ha decidido confiar plenamente en que el miedo al contagio empujará los europeos hacia un compromiso y que Varoufakis será capaz de conseguir esto.
Sin embargo ha habido un endurecimiento de puntos de vistas por parte de los acreedores. Donald Tusk, el presidente de la Unión Europea declaró en los últimos días lo siguiente: "No hay más tiempo para jugar. Se acerca el día, me temo, que alguien dirá que el juego ha terminado".
El Gobierno griego actual no fue elegido al poder con un mandato de negociar o abandonar el euro. De hecho, el público griego en general quiere permanecer como parte de la familia europea y no tiene ningún deseo de entrar en nuevas aventuras desconocidas.
Además, el Gobierno griego actual ha demostrado ser carente de las habilidades técnicas para realizar la introducción de un dracma MK2. Las consecuencias económicas de la introducción de una nueva moneda llevaría a una crisis económica que ocasionaría que pensionistas y empleados del sector público, o bien no sean pagados o vean sus salarios y el poder adquisitivo reducido drásticamente.
Por el contrario Varoufakis quiere que haya más reuniones donde las negociaciones pueden tener lugar. Cualquier nueva propuesta se presentará en la próxima reunión de Ministros de Finanzas de Europa que se celebrará en Luxemburgo el 18 de junio.
Con plazos que se avecinan parece que el griego Premier Alexis Tsipras y Varoufakis están tratando de impulsar las negociaciones hasta el último momento con la esperanza de que los europeos van a parpadear y ceder a las demandas griegas para la reestructuración de la deuda.
Existe una amenaza inminente de un error de cálculo y un Grexit accidental provocada por los intentos del Gobierno griego para sembrar las semillas de la duda en la mente de sus homólogos europeos. Tsipras por su parte ha decidido confiar plenamente en que el miedo al contagio empujará los europeos hacia un compromiso y que Varoufakis será capaz de conseguir esto.
Sin embargo ha habido un endurecimiento de puntos de vistas por parte de los acreedores. Donald Tusk, el presidente de la Unión Europea declaró en los últimos días lo siguiente: "No hay más tiempo para jugar. Se acerca el día, me temo, que alguien dirá que el juego ha terminado".
El Gobierno griego actual no fue elegido al poder con un mandato de negociar o abandonar el euro. De hecho, el público griego en general quiere permanecer como parte de la familia europea y no tiene ningún deseo de entrar en nuevas aventuras desconocidas.
Además, el Gobierno griego actual ha demostrado ser carente de las habilidades técnicas para realizar la introducción de un dracma MK2. Las consecuencias económicas de la introducción de una nueva moneda llevaría a una crisis económica que ocasionaría que pensionistas y empleados del sector público, o bien no sean pagados o vean sus salarios y el poder adquisitivo reducido drásticamente.
El Gobierno griego ha luchado contra las exigencias europeas para una mayor austeridad, pero una reintroducción del dracma provocará una caída en el nivel de vida que el gobierno de SYRIZA ha luchado por evitar.
La extensión actual para el programa de apoyo financiero griego finaliza el 30 de junio. Esto coincide con el pago que tiene que realizar nuevamente el gobierno griego de mil quinientos millones de euros al FMI. Sin un nuevo acuerdo sigue siendo incierto cómo el Gobierno griego podrá financiar este pago.
Aunque la falla a la hora de realizar el pago al FMI el 30 de junio técnicamente no pone Grecia en default la falta de dinero significa que todos los plazos de amortización se están convirtiendo en una mini crisis. Hay otra fecha en el horizonte que podría hacer que sea un verano incómodo. Esta fecha es el 20 de julio, cuando el Gobierno griego tiene que pagar unos 3,5 mil millones de euros al BCE. Esto es cuando el final del juego finalmente ocurre debido a que un fracaso al restituir este dinero colocará efectivamente a Grecia y su sistema bancario a la deriva ya que quedarían aislados del Banco Central Europeo.
Aunque la falla a la hora de realizar el pago al FMI el 30 de junio técnicamente no pone Grecia en default la falta de dinero significa que todos los plazos de amortización se están convirtiendo en una mini crisis. Hay otra fecha en el horizonte que podría hacer que sea un verano incómodo. Esta fecha es el 20 de julio, cuando el Gobierno griego tiene que pagar unos 3,5 mil millones de euros al BCE. Esto es cuando el final del juego finalmente ocurre debido a que un fracaso al restituir este dinero colocará efectivamente a Grecia y su sistema bancario a la deriva ya que quedarían aislados del Banco Central Europeo.
Con poco más de un mes antes de la fecha límite del BCE este juego de la gallina puede finalizar muy mal para ambas partes -sobre todo para Grecia- a menos que un compromiso pueda ser alcanzado. Los europeos no ven a los europeos o el FMI retroceder sobre las dos cuestiones clave de la reforma de las pensiones y el sector público. Tsipras por su parte talvéz tenga que considerar un referendum o incluso elecciones anticipadas.
Fuente: Broker ACFX
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